El 20 de Mayo fue el Día internacional de las Abejas, de los insectos más “trabajadores” del planeta… Encontré el siguiente texto en redes y me gustaría compartírselos:
Cuando una reina muere, debe tomarse una decisión.
No con pánico. No con miedo.
Sino con propósito.
La colmena no colapsa. Se adapta.
De un mar de larvas comunes, algunas son elegidas.
No porque sean especiales. Sino porque podrían llegar a serlo.
Se las alimenta con algo extraordinario: jalea real, el néctar de la transformación.
Y ahí comienza la magia.
Esto no es destino. Es crianza.
Una larva, nutrida con cuidado, se convierte en lo que nadie esperaba: una reina.
No nace así. Se hace así.
Vivirá más. Restaurará el orden.
Y donde hubo silencio, traerá de nuevo el ritmo.
Porque en una colmena, la crisis no crea caos: crea liderazgo.
Y quizás hay algo de eso para nosotros también:
Que la grandeza no siempre es cuestión de linaje o títulos.
Es lo que ocurre cuando a alguien común se le brinda un apoyo extraordinario.
Este hermoso texto me dejó la siguiente reflexión… En el mundo del trabajo, liderar no implica solo un cargo, sino una actitud.
El liderazgo auténtico nace del autoliderazgo: de la capacidad de cada persona para descubrir su potencial, asumir la responsabilidad de su crecimiento y transformarse con el acompañamiento adecuado.
Las organizaciones que reconocen esto y nutren a sus equipos con confianza, formación y propósito, no solo sobreviven a los cambios: crean líderes que transforman realidades.
Alimentémonos con futuros mejores.
Formemos más “reinas”.